martes, 27 de noviembre de 2007

ARREPENTIMIENTO

El pecado es uno de nuestros mayores problemas, sino el más grande.
Debemos, imperiosamente, resolver nuestro problema del pecado.

Proverbios 28:13: “El que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia”.

1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, ÉL es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.

Como podemos observar, el pecado no nos permite prosperar. El pecado debe confesarse a DIOS inmediatamente después de haberse cometido.
Pero la confesión no es suficiente. Debemos abandonar el pecado.
En otras palabras, es necesario arrepentirse.
El arrepentimiento no consiste únicamente en sentir dolor o tristeza por haber ofendido y desobedecido a DIOS.
El arrepentimiento va más allá. Implica cambiar nuestra mente, nuestra manera de pensar.

Marcos 1:4: “Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”.

Hechos 26:20: “ … , que se arrepintiesen y se convirtiesen a DIOS, haciendo obras dignas de arrepentimiento”.

2 Corintios 7:10: “Porque la tristeza que es según DIOS produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte”.

2 Pedro 3:9: “El SEÑOR no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”.

Querido amigo y hermano, se requiere que nos arrepintamos para salvación y perdón de pecados.
Es necesario pedirle al Espíritu Santo nos ayude a revelar todo pecado conciente o inconciente. Esos pecados debemos confesarlos a DIOS y apartarnos de ellos. Cambiar nuestra mente y forma de pensar con la ayuda de JESÚS y el Espíritu Santo. Solo así podremos librarnos de la plaga del pecado y de sus gravísimas consecuencias.
La paz es algo de lo más deseado por todos nosotros. En realidad, no importan mucho los problemas y tribulaciones de la vida, si podemos sobrellevarlos en paz. El problema es no tener paz y llenarnos de angustia y temor.
Pero esa paz, no se logra simplemente orando y pidiéndosela a DIOS. La paz es para aquel que se ha arrepentido de su pecado y lo ha abandonado.

Salmo 119:165: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo”.

Isaías 26:3: “ Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”.

Isaías 32:17: “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”.

Isaías 48:18: “¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar”.

Isaías 48:22: “No hay paz para los malos, dijo Jehová”.

Como ha podido determinarse, si queremos las bendiciones de DIOS, debemos pagar el precio respectivo. Las bendiciones de DIOS no se logran simplemente orando. Eso no es posible. Si no pagamos el precio de la santidad, esas oraciones no producirán ningún resultado positivo. No nos engañemos, DIOS no puede ser burlado, todo lo que el hombre sembrare eso segará.
No hay otra opción. Y el gran problema es, que si no pagamos el precio de la santidad, el precio que pagaremos como consecuencia del pecado, será infinitamente mayor. No hay más alternativas.
Parece obvio, cuál es el camino que debemos elegir.

Que DIOS les bendiga,

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