martes, 13 de noviembre de 2007

Porque Tenemos Valor

Lectura: Salmos 8
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios. -Juan 1:12
En el discurso en una ceremonia de graduación en la Universidad de Miami, el columnista George Will ofreció algunas estadísticas que ayudan a hacernos sentir menos importantes. Él señaló que «el sol alrededor del cual la tierra gira es una de tal vez 400 mil millones de estrellas en la Vía Láctea, la cual es una galaxia insignificante con poca cosa alrededor». Y añadió: «Existen tal vez 40 mil millones de galaxias en el universo que todavía no terminamos de descubrir. Si todas las estrellas en el universo fueran simplemente del tamaño de la cabeza de un alfiler, aun así llenarían por completo un estadio de fútbol de una gran ciudad más de 3 mil millones de veces».

Existe una ventaja en cuanto a todos esos datos abrumadores. El Dios que creó y sostiene nuestro cosmos lleno de estrellas en su incomprensible vastedad, nos ama. Y no es que simplemente ama a la raza humana como una entidad de miles de millones multiplicados. Nos ama de manera individual. Lo que Pablo exclama como cierto acerca de sí mismo es cierto acerca de cada uno de nosotros en toda nuestra insignificancia: Cristo «me amó y se entregó a Sí mismo por mí» (Gá. 2:20).

Desde el punto de vista astronómico, somos insignificantes. Pero somos los objetos amados del cuidado de Dios. Si bien no tenemos razón alguna para enorgullecernos, tampoco tenemos suficientes palabras para darle gracias al Señor cuyo amor por nosotros de manera personal se reveló en la cruz del Calvario. -VCG

No tenemos nada de qué presumir excepto de que somos el objeto del gran amor de Dios.

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