Cuando nos sintamos sin fuerzas, cansados del camino, etc cerremos los ojos un instante y comenzemos a escuchar el sonido de la naturaleza, percibamos su fragancia, su grandeza, en paz pongamosnos a pensar en todas las bendiciones que Dios, Xto, el Santo Espiritu y la intercecion de Maria y todos los santos nos han dado hasta ahora, y veremos que tenemos todo un potencial inimagiunable y toda una riqueza que nadie puede con todo el oro del mundo comprar, y nos daremos cuenta que somos hijos del infinito, de la eternidad, mas alla de toda frontera, nacion, razon o circunstancia, somos de Dios, es decir, somos de lo real, puro y verdadero, somos de lo eterno, vivamos para ello y dejemos morir para siempre lo temporal de nosotros mismos.

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