viernes, 2 de abril de 2010

CONFESION Y EXAMEN DE CONCIENCIA

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant







SALMO 102

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando

ni guarda rencor perpetuo;

no nos trata como merecen

nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y cambiar, para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo, por tanto, no debemos dejar pasar la oportunidad para recibir EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA Y DE LA RECONCILIACIÓN.


Este sencillo trabajo, tiene por fin ser una pequeña ayuda para prepararnos para la confesión a través del examen de conciencia.

1. REFLEXIONEMOS LA PALABRA DE DIOS (1)

En la tarde de Pascua, el Señor Jesús se mostró a sus apóstoles y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos" (Jn 20, 22-23).

"Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados dice entonces al paralítico: «Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa». El se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres." — Mateo 9, 6-7

2. LA MISERICORDIA DE DIOS, LLEGA A SER CASI INCOMPRENSIBLE

La Misericordia de Dios, llega a ser casi incomprensible, ¿Por qué?, porque pecamos una y otra vez, nos arrepentimos y luego volvemos a cometer las mismas faltas, provocamos el enojo de Dios y sin embargo el no deja de ser misericordioso con nosotros. La Misericordia de Dios, es la perfección del Amor, tanto así, que El envió a su propio Hijo engendrado al mundo, permitiendo su muerte en la cruz y de este modo nuestros pecados fuesen perdonados. En Justicia Dios nos condena pero en Misericordia nos salva.

Es bueno preguntarse, ¿tenemos derecho a su Misericordia?, ¿tenemos derecho al perdón?, eso es lo incomprensible, entre más pecamos y mas provocamos el enojo de Dios, más derecho tenemos.

3. REFLEXIONEMOS LA PALABRA DE DIOS (2)

Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». Lc 15, 1-3

Cristo Jesús quiere que nosotros seamos misericordiosos como El Padre Celestial es Misericordioso. "Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia". Mateo 5:7

Dice Jesús: Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". (Lc 15-7)

San Pablo nos exhorta a lo que el Padre más desea: que nos reconciliemos con él por medio de Cristo y de la Iglesia, para que "seamos criatura nueva" 2 Cor 5,17.

4. SANTA TERESA DE JESÚS, ESCRIBE SOBRE LA CONFESIÓN

Di prisa a confesarme, que siempre era muy amiga de confesarme a menudo. Pensaron que era miedo de morirme y, por no me dar pena, mi padre no me dejó…(V 5, 9)….. La pena de mi padre era grande de no me haber dejado confesar… (V 5, 10)…… Luego me quise confesar. Comulgué con hartas lágrimas; mas a mi parecer que no eran con el sentimiento y pena de sólo haber ofendido a Dios, que bastara para salvarme, si el engaño que traía de los que me habían dicho no eran algunas cosas pecado mortal… (V 5, 10)…… y que le diese cuenta de toda mi vida por una confesión general, y de mi condición, y todo con mucha claridad; que por la virtud del sacramento de la confesión le daría Dios más luz; que eran muy experimentados en cosas de espíritu; que no saliese de lo que me dijese en todo, porque estaba en mucho peligro si no había quien me gobernase. (V 23, 14)…. Mas si en el confesor se entendiere va encaminado a alguna vanidad, todo lo tengan por sospechoso, y en ninguna manera, aunque sean buenas pláticas, las tengan con él, sino con brevedad confesarse y concluir. Y lo mejor sería decir a la prelada que no se halla bien su alma con él y mudarle. Esto es lo más acertado, si se puede hacer sin tocarle en la honra. (C 4, 13).

La confesión es para decir las culpas y pecados, y no las virtudes ni cosas semejantes de oración, si no fuera con quien se entienda que se puede tratar (Escritos Menores 4)

5. TERESA DE LISIEUX

Hice, no obstante, una confesión general, como nunca la había hecho. Al terminar, el Padre me dijo estas palabras, las más consoladoras que jamás hayan resonado en los oídos de mi alma: "En presencia de Dios, de la Santísima Virgen y de todos los santos, declaro que nunca has cometido ni un solo pecado mortal". (confesión con el p. Pichon, Manuscritos 5)

6. CONFESARSE

Para mucho de nosotros, no es fácil y en otras ocasiones, no nos parece agradable confesarnos, arrodillarnos frente al sacerdote pareciera doblegarnos. Sin embargo, después de la confesión tenemos una gran paz espiritual, esta nos restituye nuestra amistad con Dios, nos aumenta la gracia santificante, nos refuerza la fe, nos aumenta la fuerza para evitar cometer mas falta, nos da vigor para no caer en la tentación y nos compromete a no ofender a Dios.

Sin embargo, después de confesarnos, muchas veces nos sucede que no nos sentimos seguros si hemos hecho una buena confesión, como también nos ocurre que cuando estamos frente al sacerdote nos cohibimos o nos contenemos de decir todas nuestras faltas. Más de alguna vez, pensamos que ciertas cosas no son faltas y no las decimos o nos justificamos. ¿Entonces que hacer? ,

7. EXAMEN DE CONCIENCIA

Cada cual puede tener un método para prepararse para la confesión, muchos proponen un examen de conciencia previo a confesarse, ¿Cómo hacerlo?, creo que sin angustiarse y sin apesadumbrarse con las faltas, pero con mucha confianza en Dios sabiendo que seremos perdonados.

“Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seáis curados. La oración ferviente del justo tiene mucho poder” Santiago 5, 16

Examinemos nuestra conciencia en oración ante Dios, escuchando su voz en nuestro corazón, Dios siempre perdona cuando hay arrepentimiento.

Contemplen al que traspasaron" Jn 19:37

Contemplemos a Cristo, su amor manifiesto en su Cruz, el nos ayudara a prepararnos.

Al preparar nuestro Examen de Conciencia, recordemos que tenemos Diez Mandamientos que cumplir y observemos en cuales hemos faltado. También podemos profundizar en los llamados Siete Pecados Capitales, sin olvidar que faltamos muchas veces al no admitir nuestros defectos de carácter y no aprovechamos los dones que Dios nos ha dado para servirle.

A continuación propongo algunas preguntas a responder, quizás falten muchas mas, ya que esto es una mínima ayuda.



DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS

I. AMARÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS

Amo de verdad a Dios

Siente mi corazón que ama a Dios

Confío siempre en Dios

Le doy a Dios un instante de mi tiempo personal

Me dejo guiar por Dios

Alabo a Dios

Agradezco a Dios

Escucho a Dios

Uso los dones que Dios me ha dado

II. NO TOMARÁS EL NOMBRE DE DIOS EN VANO

Hablo bien de Dios

He mentido tomando a Dios por testigo

Utilizo el nombre de Dios para las cosas frívolas

III. SANTIFICAR EL DÍA DEL SEÑOR

Voy a Misa los Domingo

Rezo con amor durante la Eucaristía

Pido perdón a Dios durante la celebración

Me reconcilio con mis hermanos durante la Misa

Voy a la Misa diaria si puedo o prefiero ir a otro lugar

IV. HONRAR PADRE Y MADRE

Me preocupo por cuidar a mis padres

Atiendo las necesidades de mis padres

Doy tiempo a mis padres

Ayudo económicamente cuando lo necesitan

Soy obediente a mis padres

Miento a mis padres

V. NO MATARÁS

He participado en la muerte de alguien

Promuevo y acepto el aborto

He pensado suicidarme

Conduzco irresponsablemente

Pongo en peligro la vida de los demás

VI. NO COMETER ACTOS IMPUROS

Soy fiel a esposo o esposa

Busco la afectividad fuera del matrimonio

Mantengo relaciones sexuales fuera del matrimonio

Practico la fantasía sexual

Leo o veo pornografía

VII. NO ROBAR

He robado

Le he quitado indebidamente algo a alguien

He engañado para mi beneficio

No he devuelto lo que no es mío

Me aprovecho de mi situación en mi beneficio

VIII. NO LEVANTARÁS FALSOS TESTIMONIOS NI MENTIRÁS

Digo la verdad

Hablo mal de los demás

Revelo secretos que se me ha confiado

Busco que otros opinen mal de mis hermanos

Induzco a pensar erróneamente de alguien

IX. NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI DESEOS IMPUROS.

Vivo con desorden a las facultades morales del hombre

Permito o promuevo a otros a cometer pecados

X. NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS.

Tengo deseos de avaricia

Deseo cosas que no me pertenecen

Me siento envidioso

Le deseo mal a otros

DE LOS PECADOS CAPITALES

Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados. Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás como siete: soberbia (orgullo), avaricia, lujuria, ira, gula (glotonería), envidia, acidia (pereza).

1.- SOBERBIA: Consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor y se pone uno en antagonismo con Dios.

Me he rehusado a Obedecer a Dios

Vanagloria, la siento de sí mismo a causa de las ventajas que tengo y me jacto de poseer por sobre los demás

Jactancia, me esmero alabarme a mismo para hacer valer vistosamente mi superioridad y mis buenas obras.

Me elevo por sobre los demás en dignidad exagerando, para ello, el lujo en los vestidos y en los bienes personales.

Soy altanero, trato al prójimo, hablándole con orgullo, con terquedad, con tono despreciativo y mirándolo con aire desdeñoso.

Soy ambicioso, con deseo desordenado de elevarme en honores y dignidades como cargos o título.

Soy hipócrita, hago simulación de la virtud y la honradez con el fin de ocultar los vicios propios o aparentar virtudes que no se tengo.

Soy presumido y confío demasiado de que soy capaz de efectuar mejor que cualquier otro ciertas funciones.

2.- AVARICIA: Inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones. Es uno de los pecados capitales, está prohibido por el noveno y décimo mandamiento.

Tengo apego inmoderado a los bienes con; “esa pasión ardiente de adquirir o conservar lo que tengo a toda costa.

Me resisto a dar al que necesita.

He privado a otros de algún bien.

Le he negado a un hermano algo que me sobra.

He participado de hechos fraudulentos para mi beneficio

Soy tacaño

3.- LUJURIA: El deseo desordenado por el placer sexual. Los deseos y actos son desordenados cuando no se conforman al propósito divino, el cual es propiciar el amor mutuo de entre los esposos y favorecer la procreación. Es un pecado contra el Sexto Mandamiento.

Practico la fornicación.

He sentido el deseo de estupro

He efectuado algún tipo de rapto

Soy partidario del incesto

He sido adultero

Practico la sodomía

4.- IRA: Uno de los siete Pecados Capitales. El sentido emocional de desagrado y, generalmente, antagonismo, suscitado por un daño real o aparente. La ira puede llegar a ser pasional cuando las emociones se excitan fuertemente.

He actuado contrario a la razón.

Actúo sin moderación

Tengo deseos de venganza

Me siento maquiavélico

Me domina la pasión en las discusiones

Me indigno sin razón

Participo de alguna riña

5.- GULA: La gula es el deseo desordenado por el placer conectado con la comida o la bebida.

He respetado el ayuno

Practico el hurto para comer solo por placer.

Mi deleite en el comer se reduce a un fin único y preponderante en la vida.

No soy capaz de guardar abstinencia en los días de precepto

Me provoco voluntariamente el vómito para continuar el deleite de la comida.

6.- ENVIDIA: Rencor o tristeza por la buena fortuna de alguien, junto con el deseo desordenado de poseerla. Es uno de los siete pecados capitales. Se opone al décimo mandamiento.

Me entristece que otros tengan bienes materiales

Me aflige si otro tiene un puesto que yo deseo

Siento insatisfacción por los bienes que pose otro.

Me angustia que otros sean felices

Le deseo mal a alguien

7.- ACIDIA (PEREZA): Falta culpable de esfuerzo físico o espiritual; acedia, ociosidad.

Deliberadamente me entristece sentirme obligado cooperar con mis hermanos.

Descuido mi salud, me pereza ir al medico

Soy inconsistente en el bien

Desisto rápidamente de mis obligaciones.

No ejecuto lo que se me ha encomendado

No me atrevo a ayudar y me abandono en la inacción

Me siento ocioso

Soy cómodo y no me agrada el sacrificio de levantarme temprano

Me fugo del trabajo

REFLEXION FINAL

Todos estamos muy necesitados de la paz interior, reconocer nuestras faltas, es un paso para lograrlo, la culpa se elimina reconociéndola.

La confesión nos invita a hacer un examen profundo de nuestra conciencia, descubrir lo que llevamos adentro, por tanto nos ayuda a conocernos mas,

Pero hay algo de gran importancia, necesitamos saber si estamos en condiciones de ser perdonados, y necesitamos saber que hemos sido perdonados.

No olvidemos que una cosa es pedir perdón y otra distinta ser perdonado.

Del Catecismo Católico, 1422 "Los que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra El y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones" (LG 11).

Necesitamos una confirmación exterior, sensible, de que Dios ha aceptado nuestro arrepentimiento. Esto sucede en la confesión: cuando recibimos la absolución, sabemos que el sacramento ha sido administrado, y como todo sacramento recibe la eficacia de Cristo.

Que el Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

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