jueves, 14 de octubre de 2010

MENSAJE DE JESUS

 – 2 de Octubre Canal: starr Hermano mío cuántas veces, he llegado a ti cuantas veces he dicho ven y siéntate un momento para que hablemos tu y yo, y la vida en el espíritu, se asemeja mucho a las olas del mar que van y vienen, pues una d ...ía el conocimiento llega a ti y al momento siguiente el mismo regresa en conocimiento y luz a los demás hermanos que como tu han sido convocados a trabajar para tu Dios y Señor. Cada tramo del camino lleva consigo su propia virtud y su propia complicación, no porque vuestro Padre os presente obstáculos difíciles de sortear, ni por que su voz no sea clara, y os guíe directamente al camino cierto por el cual debéis transitar pero si el hombre, inclinado de raíz, a escuchar voces contrarias es quien hace de la voz de vuestro Dios su propia voz, mientras vuestra alma este en unión con vuestra mente y en concordancia con la voluntad suprema es allí cuando la luz se hace presente en los mensajeros del altísimo y podéis transmitir la voz del padre que es vuestra propia voz. Cuanto tiempo los hombres han buscado en vano escuchar claramente el mensaje, poder descubrir cual es la verdad de la vida en vuestro creador, y como las olas del mar han ido y han regresado muchas veces en vano, y otras tantas se han estrellado contra la roca dura e impenetrable del lado oscuro de los hombres. Cuando ahora el nuevo reino ya esta en medio vuestro, cuando ha transcurrido el tiempo de preparación cuando en vosotros la luz se ha hecho presente y los mensajes llegan limpios diáfanos y transparentes al mundo, es entonces cuando podéis ver lo que en su momento se os anunciara. He visto en ti hermano mío, cuando se te mando crear la nueva comunidad el asombro dentro de ti, he visto como te afanabas día y noche y me has recordado a mi primer discípulo, y su constante mirada asombrada ante mis designios. ¿Cómo he de hacer eso yo maestro que soy torpe e ignorante que no conozco nada de todo lo que me dices? preguntaba una y mil veces. Lo he visto hermano mío caminar noches enteras sin poder cerrar los ojos y entregarse al descanso reparador que necesitaba dada su dura tarea de pescador pero al igual que deseaba hacer las cosas perfectas pues dentro de su ser estaba la voz del Padre hablando desde hacia ya mucho tiempo. Si hermano mío, también en ti he visto muchas de sus caminatas, y de sus miradas de asombro tiempo al tiempo, te dije un día mientras caminábamos en la arena lo importante es ir dejando huellas, para que otros sigan tus pasos lo recuerdas hermano mio? mirabas nuestros pies dibujados en la arena y hoy nuestros pies han dejado huellas en las almas de los hombres. Puedo ver complacido tu sonrisa ancha y tu vista alegre y brillante como la de un niño al cual se le ha dado el regalo que tanto anhelaba recibir cada vez que una nueva alma, un nuevo hermano encuentra el sendero de la luz. Llevamos miles de años pronunciando el mismo grito, solo deseo que me sigan, lo he gritado al mar, al viento y a los cuatro puntos de la tierra, solo deseo que me sigan y el eco muchas veces devolvió mi grito sordo y vacío. Si en ti la alegría, estalla puedes imaginar hermano mío la que estalla dentro de tu maestro? ¿Puedes acaso imaginar la sonrisa ruidosa del Padre resonando en el universo? Pues ahora es posible la comunidad que un día comenzó con uno y que como muchos de mis discípulos huyo asustado ante mis palabras, el también presa del temor, se alejo de vuestro lado sin embargo hermano mío, lo que solo tuvo a un hermano como inicio ¿Ahora cuantos tiene? acaso día a día no va creciendo el número de los que abrazan el mensaje de la buena nueva de Cristo tu maestro y señor? Acaso no reconocen el camino, y dos de ellos están siendo preparados para tener nuevos niños? Como ves hermano mío, compañero de tantas travesías, fiel discípulo, caminante de mis mismos caminos, lo que un día se os anunciara, hoy es fiel realidad en tantos corazones nuevos y ya no importa si son muchos o son pocos solo importa que llegan y hallan respuesta, son ovejas de un pastor atento que no deja ni a una sola de ellas ser presa de malos pastos y de crueles precipicios, pues si tan solo una de ella emite gritos de auxilio, el pastor corre y las resguarda, en sus brazos haciendo en ellos su nido. En ti reconozco a ese pastor hermano mío, día a día, te he visto socorrer e ir en su auxilio Como pastor te he visto también, atender al borrego recién nacido y por lo tanto desprotegido, has calmado su hambre, has extendido a su paso un prado verde de alimento divino, por eso hermano mío, estoy parado frente a ti y mis brazos extendidos, desean abrazar al discípulo, al guerrero, al fiel servidor, pero por sobre todas las cosas al fiel amigo. Discípulos he tenido muchos, seguidores multitudes, que luego mostraron que no era Yo su camino. Hermanos y amigos, construí sobre la roca fiel, el nuevo reino y como a todo constructor te he dado a elegir el material con el cual erigirías el nuevo mundo y la casa esta cimentada sobre pilares fuertes cuya fuerza es el amor mismo. Una casa que nunca caerá, pues jamás has desechado lo que otros, si dejaron olvidados, la piedra angular. Yo soy la piedra angular, que desecharon tantos constructores, pero que tu has sabido colocar en su sitio. Necesito hermano mío, que enseñes en este tiempo, a cada uno de mis hermanos, de los hijos del altísimo que construyan su vida en el espíritu, pero que por sobre todas las cosas busquen donde colocar dentro de su ser, de su alma perfecta e inmortal, a la piedra angular que esta presente en vuestra vida, en la de cada uno, Tu señor y Maestro. Entonces habrá unidad, entre mente corazón y espíritu Paso a paso, un día te dije hermano mío y hoy os lo repito, la casa no se construye de un solo golpe, es ladrillo por ladrillo, pureza de corazón, limpieza interior. Nuevos hijos, es lo que hoy reclama, vuestro padre de los cielos, no olvidéis nunca asegurar vuestra morada, colocando la piedra fundamental en su sitio, no es importante cuanto veis, tampoco es importante cuanto habéis escuchado, sino que lo importante es cuanto hacéis, cuánto trabajáis para el nuevo reino y cuantos más, habéis despertado de su sueño eterno. Tantos vieron, a tantos se les ha mostrado y tan pocos hicieron. Y a ti que nada se te ha mostrado, ni nada has visto y sin embargo has creído y eso te ha valido hermano mío, que hoy ocupes este sitio, por eso sigue tu Maestro apostando, al nuevo reino que en ti se ha erigido. Y se te darán dos nuevos hijos, sigue apostando al amor, sigue apostando al servicio y la recompensa jamás se hace esperar hermano mío. A veces los hermanos cuando se reúnen en torno a la mesa y os miran, suelen decir. “ Si tan solo pudierais darles un poco mas, sería perfecto” Y el padre los mira y solo exclama. “La recompensa siempre es poca, si no se sabe encontrar donde esta el verdadero premio” Pero creo que tu hermano mío, ya lo sabes, lo has visto. Tengo mis brazos rodeando tu cuerpo y ahora te abrazo, hermano mío, te estrecho fuertemente. Yo vuestro Maestro, os bendigo. Así sea.Ver más

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