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La noticia se difundió rápidamente por todo el pueblo: «El señor B. ha muerto». Entonces surgió todo tipo de comentarios: «No iba a la iglesia, pero sí era bautizado».
La Biblia dice: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Por sí solo el bautismo, sin la fe, no salva.
«Le gustaba ayudar a los demás. Dios lo tendrá en cuenta». Pero la Biblia dice: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Nadie será salvo por sus obras o por su buen comportamiento.
«Yo conocí a sus abuelos; eran creyentes, y oraban mucho por él. Ahora nos toca a nosotros orar por su alma». Sin embargo, está escrito: “Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano, ni dar a Dios su rescate (porque la redención de su vida es de gran precio, y no se logrará jamás)” (Salmo 49:7-8). La fe de los padres, abuelos o amigos no salva a nadie. Durante nuestra vida en la tierra es cuando tenemos que ponernos en regla con Dios.
«Es falso decir que Dios es tan estricto». “Dios es amor” (1ª Juan 4:8). Sí, Dios ama al pecador, pero no soporta el pecado: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal” (Habacuc 1:13). Todos los que mueran en sus pecados serán juzgados según sus obras (Apocalipsis 20:12). Pero aún hoy, el Dios de amor ofrece gratuitamente su gracia y el perdón a todo el que se arrepiente y cree en Jesucristo.
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