EL Éxito a la Manera de Dios

Existe una contradicción entre triunfar y llevar una vida piadosa? Según parece muchos creen que sí. Aquellos que promocionan el éxito hablan de hacer planes. Sin embargo la Biblia dice:

No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6:34) .

Los que abogan por el éxito hablan de ejercitar el autocontrol y de encargarse de su propio destino, hablan de tener confianza en sí mismos, pero la Biblia enseña acerca del espíritu del dominio propio, que es conducido por el Espíritu de Dios en todas las cosas, Jesús dijo que nos guiaría a toda la verdad, además nos dice que no tengamos confianza en la carne (Juan 16:13 y Filipenses 3:3)

Por esto al principio pregunté: pueden realmente ir de la mano el éxito y una vida piadosa?. Sin lugar a dudas! La clave yace en nuestra definición de éxito y en nuestra comprensión de cuánto desea Dios que triunfemos.¿Cómo define usted el éxito? Si aspira a triunfar, primero debe saber a qué le está apuntando!. Las definiciones van y vienen, dependiendo a quien le pregunte y cuándo lo haga. Por regla general, muchas personas definen el éxito como "establecerse una meta y cumplirla". Sin embargo esa definición es limitada.

Un sujeto podría establecer como objetivo algo perverso o algo bueno. La naturaleza de la meta es un factor clave en el éxito, especialmente si tratamos con la opinión que Dios tiene del éxito.Nuestro enfoque humano para triunfar tiende a ser: he aquí mi meta. El enfoque del Señor es: he aquí la persona que deseo que seas, he aquí lo que deseo que hagas, y he aquí cómo llegar a ser esa persona y cómo hacer esa tarea. Encontramos el éxito como cristianos siendo personas devotas y obedeciendo las instrucciones de Dios.

Nuestra vida como creyentes no se limita a lo que ganamos o tenemos, sino a quiénes somos en Jesucristo.Esta es la definición en la que se basa este libro "el éxito es el logro continuo de llegar a ser la persona que Dios quiere que usted sea y lograr las metas que Él le ha ayudado a establecer.

Desde la perspectiva de esta definición, las personas impías no pueden tener éxito verdadero. Es posible que acumulen cierta cantidad de riquezas materiales, que obtengan cierto grado de fama o de títulos y reconocimientos, o que ganen cierto status social, pero no triunfan realmente en sus vidas debido a que no se han convertido en las personas que Dios las ha llamado a ser. Se han dedicado a conseguir sus objetivos, no los del Señor.

El mundo tiende a evaluar el éxito en términos de fama y fortuna. Dios evalúa el éxito en términos de relación, carácter y obediencia. Significa esto que la gente de Dios no puede experimentar fama, fortuna, poder, posición social, logros, notoriedad, utilidades materiales o recompensas? No. Pero a diferencia del impío que empieza con propósitos autodefinidos, para llevarlos a cabo por su propio esfuerzo y su propia gratificación. La persona enfocada en Dios comienza con planes y propósitos divinos.

La persona piadosa puede experimentar todas estas cosas como beneficios complementarios, pero no como metas y objetivos primordiales. Son bendiciones y derivados dados por Dios.Las verdaderas recompensas asociadas con el éxito divino son los aspectos intangibles que todo el mundo anhela, paz interior, gozo, satisfacción, salud e integridad, seguridad en todos los aspectos, esperanza de vida eterna, amor familiar y una relación íntima con el Señor, cosas que realmente si importan.La búsqueda del éxito es continua, nadie logra el verdadero éxito. No es una cantidad medibleo un concepto que se pueda definir por completo. Es un concepto incrustado en un proceso. Nuestra comprensión del éxito sigue creciendo mientras maduramos en Cristo. Yace constantemente delante de nosotros y se desarrolla en nuestro interior de manera continua.Éxito es el rechazo a desanimarse, desalentarse o desistir de las metas de Dios...