miércoles, 10 de febrero de 2016

Las barreras en mi vida.

El principio de Adán pasó a nosotros y se refleja en el dominio que quiere tomar “la carne” en nuestras vidas:
  • La carne quiere protegerse, los muros auto protectores necesitan caer.
  • El cristiano le pinta una raya a Dios. Hay áreas de mi vida que no puede tocar.
  • Incredulidad, desconfianza.
  • Orgullo. El qué dirán.
  • Prejuicios, obstinación, terquedad.
  • Amor al mundo.
  • Pecado, desobediencia.
  • Justicia propia.
  • Circunstancias del mundo.
  • Espíritu demandante: “Dios no ha cooperado con mis planes”.
  • Pretender que las cosas están mejor de lo que están.
  • Métodos de escape y fugas.
  • Hombre debilitado y mujer dolida.
  • Enojo crónico.
  • Amargura auto absorbente.
  • Preocupación constante por las cosas.
  • La depresión que nos tira.
  • La auto imagen pobre, que no nos permite vernos confiados y seguros.
  • La presión interna que nos colapsa en lugar de animarnos a seguir con fe.
  • Los sentimientos de desánimo que amenazan con acabarnos, el rechazo de los seres amados es un palo más a la piñata del corazón.
  • Las desilusiones de la vida y el dolor demandan alivio, por eso creamos formas auto protectoras de relacionarnos. Barreras de protección.
 Jose --,  para salir de las barreras de esta prisión en  la que permaneces engañado, basta con que decidas mirar la verdad del amor de Dios que ya ha sido derramado en tu corazón.

y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
Romanos 5.5.

Padre, te pido que tu amor santo sea sobrenaturalmente impartido por tu Espíritu Santo a mi corazón. Que abunde y esté sobre el pecado, el egoísmo y la imitación del amor carnal que aprueba lo injusto y pecaminoso. Que tu amor me equipe para aprobar las cosas que son justas, verdaderas, excelentes y entender lo que te agrada. Ven amor santo a mi vida, hazme caminar en la libertad de tu amor sincero, para alabanza y gloria e tu nombre, en el nombre de Jesús, amén.

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