viernes, 25 de diciembre de 2015

Papa Francisco: Ante una sociedad ebria de consumo, Jesús nos llama a ser sobrios Homilía en la Misa de Nochebuena en la Basílica Vaticana


CITE DU VATICAN, Vatican City : Pope Francis holds the unveiled baby Jesus during a Christmas Eve mass at St Peter's Basilica to mark the nativity of Jesus Christ, on December 24, 2013 at the Vatican. AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE
AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE

“Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados”, dijo el papa Francisco durante la Misa de Nochebuena en la Basílica Vaticana este jueves 24 de diciembre.
En su mensaje para la solemnidad de la Natividad del Señor 2015, el Pontífice habló de una luz que resplandece sobre nosotros con el nacimiento de Jesús.


Palabras de “gozo” y “alegría” al contemplar el “misterio de esta noche”. Un mensaje de fe porque aseguró: “No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad”.

En la Navidad, “no hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón”.

Francisco llamó a la humanidad a mirar el pesebre como signo de sencillez y sobriedad. “En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante”, sostuvo.

La voluntad de Dios está contra la injusticia. “En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios”, sostuvo.

Y así llamó a revisar nuestro estilo de vida para llegar a la piedad y la misericordia implícitas en el Nacimiento de Jesús. “Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración”, añadió.

Por último, evocó la sencillez de la presencia de Dios entre los más humildes del pesebre, los “los pastores de Belén”.

“Que, al igual que el de los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de asombro y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8)”, concluyó.

Entretanto, este viernes 25 de diciembre a mediodía, desde el balcón central de la Basílica Vaticana, el Papa dirigirá su acostumbrado mensaje navideño a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro e impartirá su Bendición Apostólica “Urbi et Orbi”. Es decir, un bendición a la ciudad de Roma y al mundo.

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